Una
gran columna de silencio es el verano, donde las ideas se ponen en ida, dan un
paseo por los sentimientos. Sevilla sabe reposar el tiempo, pero en verano lo
hace con más ahínco. Empeño sin buscarlo, para dar explicación a la vida.
Decía Antonio Santiago, a sus costaleros cada madrugada
cuando tocaba el martillo de la Esperanza Macarena, corred
y abrazad y besad a los que queréis, porque mañana puede ser tarde. Un certero y
hermoso consejo que yo expando en estos días de verano. Usemos la tecnología
para cubrir nuestras necesidades, para que nos acerquen a los que están lejos,
que no nos alejen de los que están cerca, pero que no sirvan para suplantar los
sentimientos y la amistad.
Las sordas evasiones de nuestra raza, arroja heroísmo nómade,
dando supremos designios. Y en esta columna veraniega se alzan las hondas
grutas. La rubia primavera elige como siempre a su patrona Virgen de los Reyes
con el verbo de la sombra que brasa.
El sigilo de agosto custodia la inmensa blancura de Sevilla.
El cielo repite lirio en sus atardeceres y la tranquilidad hace meditar
nuestros días. La antigua Hispalis agradece las cosechas proficuas que da el paraíso.
Estamos sumergidos en la final de sin
caballos de la Real Maestranza con una terna ilusionante que se alzara como
triunfadora con los nombres de Uceda Vargas, de la Escuela Taurina de Camas, Jaime González – Écija, de la Escuela
Taurina de Écija, Calmet Solal
«Solalito», de la Escuela Taurina de Campo de Gibraltar. Jueves, 25 de
julio a las 21.30 día de Santiago y cierra, España!. El significado de la
frase es, por una parte, invocar al apóstol Santiago, patrón de España y también llamado Santiago Matamoros, y
por otro, la orden militar cierra, que en términos
militares significa trabar combate, embestir o acometer; «cerrar» la distancia
entre uno y el enemigo. Por cierto hablando de enemigo, la ganadería será
de Jandilla.
Y los abuelos del niño Jesús duermen en
Triana, Santa Ana. Con su Velá. En estos meses calurosos va calando en el
tiempo la hoja del cuchillo que va abriendo valles en los campos del alma,
¿Recuerdas? Eran los días, que ahora se nos presentan en sepia, como el si el
color del cielo lo hubiésemos descubierto en el amanecer de la juventud. Son
los años que nos dictan los momentos, que nos llevan al recuerdo, que se aferra
en retenernos en el instante preciso, para hacerla eterna, en el acharolado
papel donde quedó impávidamente definida. Ahora la tienes apresada en tus
manos, dándole forma en el calor de agosto, convertidas en valija donde se salvaguarda
la memoria.
Hoy la capilla del Baratillo abre, como
cada día de toros, para que entren los toreros o novilleros ¿Cuántas veces
iluminaste su cara y alama con tu sonrisa, Caridad? No lo recuerda ni el capiller, que también
evocar ilusión u alegría para quien se juega la vida. Un
vértigo recorrerá tus entrañas hasta confundirte, hasta aturdirte. Florecerán
las emociones y experimentarás un desasosiego, una eclosión de añoranzas que se
irán adueñando de tu voluntad y te perderás en el conjunto de las antiguas
tradiciones.
Las gotas de calor desvirtúan el mundo que
se presenta tras los espejos, vislumbras a lo lejos el escenario, el lugar
donde la vida se lució. A lo lejos en el horizonte ves comenzado el otoño mojando
de nostalgias. Desafiando las borrascas del cedro. Ahora sí, es el momento. Nivela
los antros, no las cimas. Alza tu blanca vela, sobre el egregio mástil de la
Fe. El árbol duerme aun en la semilla. Alza la mirada conjugando la claridad de
este tiempo. Emociones que retornan en este verano de felicidad. Bautizando
perfumes vitales de deseos.

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