jueves, 6 de febrero de 2025

Capillas con solera

 

Llega el tiempo de encendedores de cirios, candelerías, altares, hachones y candelabros… Nadie se acuerda de estas nobles personas que cuando sopla el viento y no solo me refiero atmosféricamente, siempre son ellos los encargados de dar luz a nuestra pasión.  

Cuantas promesas e historias hay detrás de cada mecha encendida. En este tiempo de espera todo se vuelve mas intenso al realizar el gesto de encender la llama que nos lleva al eterno deseo de nuestro ser.

Durante los cuarenta días de la Cuaresma, las iglesias de la ciudad donde radican cofradías se llenan de barroquismo al acoger los efímeros altares de cultos, auténticas máquinas escenográficas para honrar a las imágenes titulares que durante estos días son el centro de atención.

También altares efímeros que se montan en cada casa…más se sigue conservando en los pueblos de Andalucía que apenas ha cambiado a lo largo de los siglos introducida por los frailes Franciscanos en el siglo XV: cada capilla suele rotar en un grupo de hogares (por eso se llama «domiciliaria») de modo que pueda regresar al cabo de un mes al punto de partida. El turno va de vecino en vecino siguiendo siempre la misma dirección, y se procura que la capilla pase al menos una noche en la casa, de manera que los miembros de la familia puedan «velar» la imagen.


Asimismo, ocurre en el mundo taurino, en especial los días que los toreros torean en la plaza, crean su propio altar con mil estampas y alguna imagen.

Cuando iba de casa en casa, al llamar a la puerta se oía: «Ave María Purísima…» .Y había cierta preocupación si pasaban los días y la Virgen no llegaba el día en que la esperaban. En cada pueblo solían tener una oración para recibirla y otra para despedirse. Cuando llegaba la imagen a una casa se hacía el recibimiento, se abría la capilla y se le ponía una luz, que estaba hasta que abandonaba la casa, y para la salida se realizaba lo relativo a la despedida.

Suele colocarse la capilla en un lugar preferente, para que quede patente la protección sobre el hogar y sea fácil acudir en oración. En el interior, había unos libros pequeños en los que aparecían las oraciones que se les rezaban que sirven para recibir la imagen y para despedirla.

La tradición se mantiene siempre con los mas pequeños cuando llega la Semana Santa con esos nazarenos juguetones del fuego. La frase que te dice el celador en la orejita en tono amenazante de: «intenta que no se te apague el cirio» te la tatúas en el cerebro durante todo el recorrido de la estación de penitencia. Miedo se siente en ese momento. Y si el tramo es de niños, por lo tanto, esa persona debe tener una paciencia, pues además no solo debe que no se le apague el cirio al pequeño, sino que no le prenda la túnica al que lleva delante.

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