Es, en estos instantes, cuando percibimos lo
etéreo que llegan a ser los años, la rapidez con la que se marchan, dejándonos en
la debilidad sentimental más absoluta, en la carencia de los sentidos, una
argucia de Dios para disminuir los efectos que intentan someter nuestras
voluntades.
Esquivar la trayectoria del arpón certero que
se conduce para atravesarnos el alma, como si de un delicado velo se tratara.
Hay un instante eterno que se ancla en el recuerdo. Esa clausura nos deroga y
nos protege, al mismo tiempo, nos fortalece y endurece nuestros comportamientos.
Como aquellos zócalos que siempre nos traen la nostalgia de lo vivido, dale musica y sentido a tus quimeras.
Cincélalo y moldea como
si fueses un alfarero del antiguo arrabal en tu interior, para que se quede
plasmado en tu haber como un azulejo trianero, como bien lo hacia Jose Recio
del Rivero, dándole forma.
Porque todos llevamos algo para interpretar
como el mejor de los músicos… componiendo su banda sonara soñada.
Por tanto, estamos en el encargo para
que el mundo siga delirando con elucidar diferentes notas musicales que le den
brillo a tu alma. Y mas si el escenario es Sevilla.
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