domingo, 26 de diciembre de 2021

¿Liviandad al 2022?

El tiempo va descontando los segundos del reloj de la emoción. La ilusión es testigo de los sueños, porque se deshace cuando apareces para proscribir la malquerencia, policromar los cielos de los mejores azules, destino que destierran el azabache, zaguán que para el tiempo, perfume de tus besos y el azogue de un callejón eterno por donde se pierde Sevilla.

Donde se teje, el murmullo de la fuente y amorosa dedicación abrigando la hermosa honorífica sutil que se esconde tras tu nombre y que se deja abatir por la luz que destella tu clamor. En estos últimos tiempos se ve liviandad por la gente, sin querer acariciar la historia y su significado. Sentir lo profundo de las riquezas de la memoria, el pasear de los recuerdos, preguntando en la puerta de los silencios. Las ventanas no se abren al universo firme y solido de esta ciudad llena de pureza.

Hace unos días estuve en una reunión con hermanos mayores de importantes cofradías de Sevilla y todos pusieron en común un mismo mensaje para los tiempos que vivimos. Renovarse y poner corazón. Fundamental para no caer en el olvido por una sociedad que va buscando esa levedad de no querer profundizar en ningún temas actual. Inclusive se analizó en si todas las tradiciones.

La tauromaquia parece que empieza a despertarse y buscar alternativas, modernizarse y estar en los tiempos…aunque aún queda mucha tela por cortar. Un avance son los conciertos en este mes de septiembre del 2022 en la misma plaza de la Maestranza. Algo que anteriormente era impensable. Acortar tiempo en la lidia. Acomodar la plaza y un sinfín de argumentos que han de seguir. El flamenco también busca variantes para no caer en el destierro, pero sin perder la esencia. Mi paisano Manuel Herrera fue creador del Institución Social para la Tercera Edad de los Artistas Flamencos, la llamada Iteaf, un organismo que pretendía sufragar la jubilación de los grandes maestros del género que nunca habían podido cotizar a la Seguridad Social. En definitiva…saber renovarse y poner corazón. Añadir que en las clases de toda Andalucia se deben de impartir obligatoriamente “el flamenco y la tauromaquia” pues no pueden crecer los niños de nuestra tierra sin saber quién es “Tio Borrico” o “Curro Romero”.

Deben saberse de memoria la letra de Manuel Molina le cantó a la Giralda por bulerías: «Cuando yo me muera, / vendré a visitar tu cuerpo / vestío de primavera». Incluso poder saber que el Rock Andaluz de la calle Feria fue una revolución.

Volviendo a las cofradías y cofrades no pueden obsesionarse con una semana en la misma Semana Santa y sus pasos en la calle…aunque es muy necesario. Todos debemos renovarnos y poner corazón en el resto de un año buscando el significado de la palabra de Dios. Hacer cosas especiales. Y fraguar desde estos días que todo se ve con la mirada de los más pequeños. A través de su prima, crecer y nunca dejar de renovarse y poner corazón sin perder la magia de los ritos. No puede ser que después de esta pandemia, sigan separándose términos en vez de sumar. No pueden ser los debates de siempre, cuando todos sabemos las respuestas. No pueden seguir las dobles varas de medir. No saber que tenemos como patrimonio en todas sus facetas. ¿Seguir con la liviandad al 2020?

 Desde hace 100 años nadie es capaz de cambiar el rumbo de las tradiciones en Sevilla…solo ráfagas de ilusiones. Y después llegara el crítico más feroz a decir …¿Qué es lo que tiene Sevilla?. ¿Hermandades y neoliberalismo? ¿Fugacidad? ¿heterodoxo? ¿Oportunismo? Antonio Sáseta ha sido uno de los que recientemente se ha pronunciado. Por eso en estos días no dejen de observar la vida con esas pupilas que miran asombradas los brillos de la vida.

 Ahora que comienza un nuevo año, dejen de tener liviandad de tintineo para saber contestar las preguntas antes citadas buscando “renovarse y dar corazón”. Que tus ojos encuentren que proclaman la verdad, que sostienen el gran mensaje que Dios quiso dejarnos con el fin de redimirnos. Porque retornan los sueños que van ornando los talles de la frondosidad de un alma que aún se encuentra aturdido sin saber si ha sido verdad, o una figuración celestial, lo que ha abierto sus entrañas y santificando sus suelos. Murallas de esta antigua ciudad con pérgola herida, arena mojada de albero por lágrimas, poeta de muerte y vida, una calle que da al patio, un poema de amor, tu gozo, la mañana abrazando el abanico que se inclina cuando oye rugir entre gargantas, los secretos que las almas dictaminan. En la magia y su forja van los siglos recordando el honor que sólo entiende la victoria que el valor va agarrando a la memoria de valientes que te honraron cabalgando. Eres pórtico y umbral de nuestra gloria con oración del caminante cuando cruza, confesora de la tarde cual tu musa y guardiana de la seda de tu historia. Capitana de los sueños que bañan en el Guadalquivir. Origen y final del destino, nuestra puerta de la gloria siempre abierta.

 Como dos gotas de agua, como dos versos del poeta que escribiera allá en su infancia, descendientes de su baluarte, carácter, pasión y alma. Lírico abrazado al origen, honorable terciado siempre talla, actualmente lo cuidan perpetuamente, reproches pese a su jactancia, van creciendo al unísono, vistiendose tus ojos del albor de esperanza, vistiendo tu corazón de fiesta. Y las campanas desde cualquier rincon poniendo siempre entes calmosas, y todo bajo el cielo de Sevilla.

Capirotes

  Funde el albor a plétoras, aunque se tracen las sombras, sentirás cómo el alma se ve desbordada por los clamores y las gracias que se tran...