martes, 25 de junio de 2019

Cirios de verano

Antaño se escuchaban soleares por doquier, en algún rincón de Sevilla, en especial Triana. El flamenco sigue estando presente en el día a día de la ciudad, ahora encorsetado como el propio centro de la pretérita Híspalis.  No se conserva con la gracia de tiempos lejanos, una vez más demostración de novelería de esta tierra, que olvida tan rápido como quiere. Y de un turismo gigantesco que se está comiendo la tierra de la gracia.

Error que tiene el Sevillano dejar morir en ocasiones, partes de nuestro legado. Caprichoso y antojadizo no recuerda que, Cirios somos y en cirios nos convertiremos, y sin embargo a muchos les produce alergia banal situarse en las filas penitentes,  siendo nazareno anónimos como siempre fue Sevilla, si no van acomodados en las presidencias y llevan el oro de las varas prendidos a sus manos. Hecho real que se puede extrapolar a cualquier campo de la sociedad actual.

Se ha convertido el centro de la ciudad en un museo, donde la abuela del barrio poco a poco dejara de visitar a los titulares de su hermandad cuando venga de la compra. Desapareciendo el culto, razón fundamental para la vida del barrio. ¿Está cambiando el concepto cofrade religioso y no nos estamos dando cuenta? ¿estamos en la última década de un cambio de concepto religioso?.
¿Se debe recuperar el sentido original? Esta claro que la ciudad duerme el olvido, buscando la modernidad. Cada vez buscando nuevos senderos difíciles de recuperar en los ritos de la ciudad. 

Se perdieron los patios de comedias que daban vida al centro, representaciones teatrales que hacían de espejo para la sociedad y el entretenimiento. Quizás con esas comedias… los que mandan en plaza nueva no hubiesen entragado la ciudad al turismo. Me acuerdo de otras procincias hermanas como tienen su tradición y la conservan como paño en oro. Aquí como tanto hay, que sobra de todo, se deja rebosar en el vaso de las riquezas cayendo al abandono. Hace falta esos corralones como los que había en la calle Mateos Gago y Alcazares, sus teatrillos y gente sevillana.

Que el cirio se siga cogiendo de forma anónima, y que la expo del 92, esa ciudad fantasma, le den vida moderna para no colapsar el centro y que los vecinos del lugar puedan seguir haciendo vida de hermandad.
Recuperar que en las plazoletas sigan jugando los niños al toro, sin complejos, para soñar torear una noche de verano en la Maestranza en las nocturnas sin caballos del ciclo Baratillero. Hay tanto por recuperar. Que todo queda en el descuido. Mirándose en el espejo de una ciudad de lo que fue. Y no de lo que es.
Querido nazareno anónimo, con amor y devoción, coge fuerte tu cirio y no dejes morir tu legado. Recupera las tradiciones que se perdieron y que la política respete la personalidad de la ciudad. Categórica de nuestro sentir para no ser un punto más de Europa por visitar como si fuese Venecia.

Penitente desconocido, deshila tu concebir de tradición, en tu cirio va prendido; Las letras del Pali, el cante por soleares, las comedias de Lope de Vega, San Fernando, los Seises, magnolias, azahar, los calentitos del postigo, Carmen, el Alcázar, Pura Concepción, heraldo, Cristóbal Colon, el cielo azul, el paseíllo maestrante…y algún que otro nostálgico quiere recuperar todo el legado de Sevilla…empezando por sus 19 puertas o postigos que amurallaban la ciudad. Tal vez el comienzo para recuperar el centro lleno de turismo, ardua labor de miles de nazarenos anónimos. 

Que con su cirio de verano, empiezan a andar hacia una nueva cuaresma. Para recuperar la gracia y chispa en cada esquina de nuestra tierra como Antoñito cofradías, con aquella conferencia del Ateneo, donde él sentado entre el publico se levanta, avanza por el pasillo, se va muy serio a la mesa del mismísimo don Esteban Bilbao, y tan campante se bebe el vaso de agua del conferenciante. El orador calla. La sala enmudece. Y se vuelve Antoñito al público, y da el más verdadero discurso que se pronunciara nunca en el Ateneo:

--¡Es que estaba fritito...!

lunes, 24 de junio de 2019

Canicula Sevilla

Coronaba el aroma las damas de noche hasta copar los rincones vecinos en Sevilla. Maravilla de fragancia en esta época rezagada cuidadosamente, escalando por los muros y paredes con  primor, siendo la primera caricia en el rostro liviano de estación veraniega que da otra impronta de la ciudad. Como un hijo recién nacido, atrapando la cal, aferrándose a la necesidad de la supervivencia succionando sus esencias minerales para luego eclosionar cada noche su fragancia. Con San Juan en el santoral, príncipe del cristianismo: es el único santo del que se celebra el nacimiento y no la muerte. Su fiesta, con ello la llegada del verano, el 24 de junio, es una fiesta solar, de luz y de fuego, donde todo se renueva. Decantación de los más antiguos ritos de la humanidad.
Sevilla en verano da una versión autentica de vida. Otras ciudades quedan desiertas, las mas costeras apabulladas. Mientras la antigua Hispalis balancea la esencia con unas mañanas luminosas llenas de tranquilidad, un siesta con sabor del sur Andaluz y cuando cae la tarde, gana la batalla al calor y repuestos las calles catadas por regatos de juventud que salen por las bocanas de los callejones con alegrías que se postraban en el ambiente y asediaban al silencio. La ciudad respira diferente en los días veraniegos, alejándose de penas y llantos, dibujando sombras morunas en los espacios del alma.
El rio, aura, brisa y fragancia, sacuden el ardor donde eclosionan los sentidos, porque renuevan la ilusión y mantienen en vilo las emociones. Lejos, los recuerdos duermen envueltos en la niebla del otoño, descansa la tibia tarde de noviembre y la madera esculpida de cualquier siglo, dando color a la tarde piadosa, cárdena y violeta. 
Sevilla siempre mantiene un protocolo que los antiguos del lugar siempre osan a romper ataviados con camisetas de tirantes, aireadas con pequeños orificios que le conferían un aspecto de saludable frescura, en su silla de enea en la puerta. Estampa de otras décadas aun conservada. Sin concitar recelo, con esa estampa de barrio, podemos decir que estamos en tiempo de glorias. Y que la Real Maestranza de Sevilla, desnuda su juventud con jóvenes novilleros que juegan a ser toreros del mañana.
Es tiempo de salir a la calle y con tus seres queridos o amistades hacer recuento de crónicas y heroicidades u  honores prendidos que desatan el desastre. Se acerca Julio con nuestra Virgen del Carmen los días 10, 15, 16, 18 mes Carmelita por excelencia, procesionan por las calles de la ciudad de Sevilla numerosas imágenes que toman esta advocación. Pero a pesar de esto, cabe destacar que numerosas parroquias de la Diócesis guardan bajo sus techos, cúpulas y bóvedas tallas desconocidas. Por otra parte, hay otras que solo pueden verse en altares escondidos en sus parroquias, imposibilitando que la feligresía pueda admirarlas, pasando a un segundo plano o casi al olvido. La advocación de Carmen está ligada al mar, a los pueblos costeros, pero, ¿de dónde viene la tradición en Sevilla de estas devociones de las Vírgenes del Carmen?.

Nos remontamos a tiempos muy antiguos, cuando la ciudad de Sevilla se convirtió en centro neurálgico por tener un río navegable, el Guadalquivir, que destacó en el comercio, sirviendo también para la llegada de los navegantes de otros lugares que procedían de zonas costeras cuya guía y protectora era la Virgen del Carmen, pero que por distintas circunstancias tuvieron que establecer su residencia en Sevilla, lejos de su lugar de origen y comenzando a rendirle culto  en la ciudad.


Mientras la ciudad como si un esparcimiento de niños siguen en el ajetreo de los juegos, inmiscuidos en sus fantasías, con unas novilladas nocturnas que serán todos los jueves del mes de Julio a las 21.30 con entrada de precios populares y el publico puede entrar con comida y bebida para pasar la velada. Recordando que la final de las sin caballos para estos jóvenes coincide con la Velá de Triana en todo su color. Y mientras, cogido de la mano de mi abuelo o en el recuerdo del mismo, camino de la senda que nos conduce a las tradiciones veraniegas, para ver la cartelera, rasgo el velo de mi inocencia con el fragor aromático de las damas de noche, jazmin, hierbabuena y azucenas se va quedando en el rezagado verano vivido. Los antiguos guardan sus silencios y reposan en las eneas sus miradas cabizbajas. Frente a las iluminadas sonrisas que callejean la ciudad en el revuelo de niños porque mañana hay novillada y nos espera la Virgen del Carmen o la Abuela de Triana Santa Ana. 

Capirotes

  Funde el albor a plétoras, aunque se tracen las sombras, sentirás cómo el alma se ve desbordada por los clamores y las gracias que se tran...