viernes, 6 de octubre de 2023

Gracia pura.

 

El alba y la aurora en el azul del amanecer que los mil trazos rodean, hace nacer una luz que se traslada en el tiempo de nuestra ciudad.
Y aunque el cielo y  sol dibujen fantasías, con sus  ángulos de nuestro ser los cuales nunca cesan en crear la magia de nuestros días, hacen del horizonte jazmín joven que apremia en pregonar nuestra tierra profunda en aromas .

Pero al final de las siluetas de Sevilla, y sobre sus pliegues, existe una razón sincera
dentro de una inexperta mente. Y la brisa, que al saberlo dice, que la verdad y la suerte solo vienen en el camino donde se cruza la esencia. Golpea descarada la fuente de  la inspiración,  porque convive fiel y acomodada en el teatro de la prudencia.

Sevilla siempre fue prudente en formas y exagerada en su convivencia. De ese equilibrio sale justo la despampanante capital que vivimos. Una urbe que se ha creado de espejo para el resto de la sociedad como y lo dijera Chaves Nogales.

En estos meses donde todo vuelve a su ser…con el aniversario de Don Jesús de la Rosa del grupo Triana creador poeta del rock andaluz y el gran Silvio. Aniversario de su fallecimiento siempre cuando los caudales de la ciudad empiezan a respirar una nueva temporada.

Nos despedimos de la feria de San Miguel con un agridulce sabor de la despedida del Juli. Gran torero que no supo estar a la altura de su despedida (por no cortarse la coleta en su ultima plaza que toreaba) la critica esta servida. Así mismo Palacio autorizando diferentes salidas extraordinarias que hace demasía para el publico cofrade. Con movimientos de bandas de música preparando su próxima Semana Santa con bailes de hermandades. Todo hace indicar aquello que lo de “Sevilla fue prudente en formas y exagerada en su convivencia” nos estamos quedando un poco en mas de lo segundo que de lo primero.

Todo tiene su momento y con la prudencia necesaria todo sabe mejor. En su justa medida las cosas se paladean mejor. Vivimos en un monto en el que todo vale…no ahora desde hace tiempo. Y el respeto por el próximo se ha perdido en todas sus convenciones grafías.

Espero que algún día como dijo Romero Murube, Sevilla vuelva a tener su gracia pura. Y todo aquel que la convive sepa leer sus teclas para estar la altura. Y así alguien pensará que un día habrá existido otro hombre que gozara esta delicia, este silencio, estas luces, esta risa, esta tristeza dulcísima, irreprimible hacia ese afán inefable que es más que vida y que muerte... que en su justa medida y sabiendo leer los tiempos Sevilla es gracia pura. Y solo le queda su gente para dar por exagerado el momento.



Capirotes

  Funde el albor a plétoras, aunque se tracen las sombras, sentirás cómo el alma se ve desbordada por los clamores y las gracias que se tran...