domingo, 16 de julio de 2023

verano Carmelita

 

El nombre de Carmen y la peineta de la mujer sevillana van unidos en el arraigo abolengo del sentimiento de esta ciudad. Costumbres que nos recuerdan que, en el sur de España, tiene un significado especial. El nombre de Carmen y el símbolo de la peineta cobran mayor sentido en nuestra tierra Andalusí.

Carmen Patrona de los difuntos y Ánimas Benditas del Purgatorio, en la entrega del escapulario a San Simón Stock,  la Virgen le indicó, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario.
Por lo que su imagen junto al Arcángel San Miguel es representada en los retablos de las Ánimas.

Y es que la Giralda es, la peineta y la mantilla, de la más bella mujer, y en el cielo de Sevilla
lo primero que se ve. Aquí la mantilla y la peineta dan dulzura a la emoción. Nuestro arte hace engalanar con mas arraigo y estilo este sello.

La ciudad que vivimos no se entendería sin sus cimientos. Parte de ello son los símbolos de Carmen, abanico y peineta. Sevilla se alza con el cristianismo e Isidoro es el definidor.

La devoción a la Virgen del Carmen, cuya solemnidad celebraremos el próximo día 16, llegó a la Archidiócesis de Sevilla en el siglo XV, de la mano de los Carmelitas. Seis siglos después, este fervor mariano sigue muy vivo entre nosotros, con numerosas representaciones en comunidades religiosas, parroquias y hermandades tanto de la capital como del resto de la Archidiócesis.

La llegada de la Orden Carmelitada (Calzados) a Sevilla está datada en torno al año 1400. ¿Sabía que el nombre de Carmen sigue siendo el más común en España entre las mujeres?

Buena prueba de la vigencia de esta devoción son los cinco mil escapularios que se imponen cada año en el convento del Santo Ángel, “a personas de toda edad, procedencia y condición social”

Pasado el zaguan en este verano que nos invita como todos los años a los recuerdos cuando uno mira el azulejo Carmelita que siempre presente al lado de aquella abierta cancela que gira silenciosamente como los recuerdos. Un amplio circulo de esparto colocado  en el umbral del patio nos detiene en el estrado de nuestra andalucísima casa que siempre nos llena el alma.

La brisa primorosa apiña los sentidos en la antigua mecedora que da respiro en el medio arco. La sillería de paño rameado, las infinitas flores y ojo de agua con su rumor invitando al olvido. Azafate en vivo dialogo donde canta el romance.

Parece inexplicable ¿verdad? Pero son nuestras costumbre desde hace mas de varios siglos atrás. De una Sevilla pintoresca donde el tiempo aquí se para por convivir con el asombro. Haciendo honor en zambras porque aquí el pueblo supo encontrar sus colores dando aserto a la fuerza de la conmoción. Nuestras costumbres, espíritu, magia y arte siguen con ese color misterioso que nos llena con una combinación cromática. Como si se siguiera esperando a algo que no se ha dicho todavía. Así es Sevilla en verano. Y su cenit siempre llega con su Virgen del Carmen con múltiples mantillas y peinetas para coronar una pasión desmenuzada por nuestra gente.

Clarividencia sutil de una ciudad eterna que sabe disfrutar del tiempo de espera en un verano que con su Vela de Santana nos hace varietés de infama atracción preguntándonos ¿Cómo se siente el cante hondo en Sevilla? Y como cualquier otra pregunta que se lance en esta tierra…siempre tiene la misma respuesta y es que aquí tenemos nuestra propia teología de la vida, una forma de religión, Fe y la fe ciega de los creyentes inmutables del tiempo que hacen espejo para el resto de la sociedad. Asi es Sevilla. Incluso cerrados a la razón, hacen puerto de mundos para la consagración de la humanidad.




Capirotes

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