Sevilla tiene un sabor tan extático
que te traslada a lugares y ocasiones singulares. Esta ciudad te lleva siempre
a improvisar, con el volver una esquina, tus sueños y sentidos siempre se
destapan en sensaciones. Un balcón, una reja y su forja con esparto, corralón o
zaguán que te invita con su brisa, una mirada de mujer… Este tiempo,
ciclo de nuestra vida, descrito por el silencio. Un silencio lleno de sonidos,
con sus diferentes tonalidades. O quizás unos fragores colmados de mudez. Un
sigilo de silencio presente en estos días que rematan en primavera.
Te envuelve mil detalles que se hacen simples y generosos bajo el cielo
azul de esta lirica ciudad. En ese vértice nos encontramos los sevillanos en Cuaresma,
la nostalgia nos baña, pues suspiramos por una Híspalis a la que no nos
cansamos de glosar: en la cercanía, en la distancia del destierro como lo hizo
Luis Cernuda, en la soledad del verano, en la batahola de la fiesta, en el
rigor del rito que nos convierte sin rumbo a otros tiempos.
También lo dijo Núñez de Herrera en su artículo aprecio y loa, donde
describe que Sevilla es el mejor escenario donde la historia se detiene y se
hace vereda. Tiempo que juega cada primavera como una rosa efímera en el aire
confeso, dando la mas bella forma de muerte y resurrección en sus días vitales
donde se obra el milagro más allá de cualquier razonamiento.
Mística naranja su verbena
colgada en un desmayo de cintura, repliega tu blanca arquitectura, traspasada
del mástil y la pena, en la mañana donde abril resuena su vara de clavel hecha
frescura, el álgebra de sol, la sombra pura que a la Giralda te incorpora
plena. Protegido en el oro de ancha torre, ¡qué azul de puerto junto a tu alma,
corre recién nacido en nácares de frío! ¡Y qué verdor torero tu costado si
ondula su contorno soleado en la viva parábola del río...
Siempre un miércoles de ceniza, este año 2 de marzo,
en el recuerdo de nuestras abuelas buscando en la despensa esos tarros de miel
con la imagen de la Virgen del Carmen, llega ese día en el que ya no falta en
la encimera el plato con las torrijas y pestiños, nos dice que estamos en la
fecha.
Siempre un miércoles de ceniza, cuando el sacerdote
nos recuerda que polvo somos y en polvo nos convertiremos. Es el momento de las
camareras que se afanan en vestir a sus dolorosas de la forma más bella y menos
lujosa posible, siempre hebrea. Cuando la corona de oro deja paso al aro de
estrellas plateadas. Cuando diariamente escuchas tertulias intensas en
cualquier taberna de tradición e incluso en la tele o radio buscas programas
cofrades con mas ahínco. Cuando la túnica permanece durante semanas aireándose
tras dos años sin vestirla. Cuando los naranjos se engalanan de flor y
fragancia de azahar para recibir la primavera.
Poco a poco va llegando nuestras fiestas primaverales
y después de varios años sin poder realizar nuestros ritos y costumbres todo
hace indicar que volvemos a vivirlas. Con mas fuerza y más sentimiento.
Hace unos días entreviste a Antoñito exjugador del Sevilla,
el cual me contaba la tradición de cada partido que jugaba en casa de llevar un
ramo de flores a la basílica de la Macarena. Acción que realizaba con varios
jugadores del equipo como Antonio Puerta. Esta es solo una muestra de la Sevilla
anónima que tiene esta ciudad. Por ello sigue cumpliendo los ritos y
tradiciones que tenias antes de la pandemia. Incluso crea nuevas quimeras para
que nuestra ciudad siga teniendo su duende. Siempre hay una historia detrás de
cada persona y como dijo el capataz Antonio Santiago, lo importante es darle
vida a la vida.
Este año es de más ilusión, pues es volver de nuevo a
nuestros ritos. Porque los toros también son una ceremonia que se celebra en
esta ciudad de una forma muy especial y sensibilidad. Parece que todo hace indicar que el cartel del
domingo de Resurrección será Morante, Aguado y Ortega. Pero hay que recordar
que también suena con fuerza Urdiales que el año fue triunfador de temporada. Así
mismo se puede añadir Roca Rey.
Morante de la Puebla tiene diseñado en el abono
sevillano un total de 6 tardes y quien le sigue es Juan Ortega con 3 tardes.
Ortega dejo la temporada anterior un sabor puro en el capote, digno para
enmarcar en los anales. Y en el recuerdo Curro Romero que muchos no lo han
visto, pero si sus padres o abuelos y perdura a través de los ojos de ellos,
hasta la actualidad.
Curro Romero estará en el homenaje aniversario del
nacimiento de un gran torero sevillano como Pepe Luis Vázquez. Durante todo el
2022. Acto especial el día 17 de marzo en la Iglesia de San Bernardo del cual
era hermano.
Volviendo a la cuaresma con mil actos de besamanos,
quinarios, triduos, exposiciones. Hay precisamente una exposición muy
interesante como es El hombre de la Sabana Santa” revelaciones y misterios que permanecen.
Sera en el Circulo Mercantil de Sevilla del día 19 de febrero al 3 de marzo.
Cuando
en el cielo se va conformando el preámbulo luminoso para mantenernos en vilo el
espíritu. Nos queda una gran cuaresma y al lio. Porque lo mejor está en el tiempo
de espera. En los preámbulos con el ansia al descubierto, con la necesidad de
encontrarnos con el prodigio. Uno nunca sabe cómo se aparecerá, ni cómo se
presentará ante nosotros. Es un deambular por los senderos por los que transita
la sorpresa, intentar alcanza el propósito principal, porque sabemos cuán
huidiza es, cuanto gusta flirtear con la rutina hasta seducirla y transformarla
en inigualable, cómo le gusta embelesar el tiempo con sus frivolidades. Por eso
desertábamos en los lugares inhóspitos, de los habituales donde se aglomeraba
el gentío.
Sensaciones
que llegaran de nuevo hasta el parasceve. Concentrar la atención en la extensa
y precisa devoción que se presenta en la mirada piadosa en imágenes para atraer
el mandamiento teológico que representa cada misterio. El misticismo se eleva
con la premeditada la luz confiere al espacio una sensación decimonónica. El
recogimiento de nuestros ancestros se mostrará con aire de nostalgias. Por ello
vive el tiempo de Cuaresma y al lio. Por cierto “lio” significa según el
diccionario español: Situación o asunto
confuso, desordenado, problemático o difícil de resolver. Aquí en
Sevilla ir al “lio” es todo lo contrario. Cuaresma y al “lio”.