Dicen que Sevilla es la ciudad de la
dualidad eterna, entrelazada en los tiempos que hace crecer esta tierra. Duplo
o pareo que van juntos de la mano dándole a cada momento la magia y arte
necesario para ser complemento de un todo llamado a ser la antigua Híspalis.
Toda esta dualidad hace entrelazarse para ser un mismo ser.
Aquí en estos lares somos de Belmonte o
Joselito, Betis o Sevilla, Triana o Macarena, serios o guasones, vividores o
trabajadores…Ya en los tiempos en los
que Sevilla era parte del Imperio Romano, surgieron rivalidades en la
ciudad. Antes de que el mismísimo Julio César ejerciera su poder en Roma,
ocupó el cargo de cuestor (juez) en Hispalis (nombre de la Sevilla romana).
Así, tuvo partidarios sobre todo al inicio del ejercicio de su cargo,
beneficiados sin duda con sus decisiones. Pero posteriormente surgirían
detractores de Julio César que apoyaban la causa de Pompeyo, otro general
romano al que el primero derrotó en la importante batalla de Munda celebrada en
la provincia de Sevilla. Julio César se vengó de los habitantes que apoyaban a
Pompeyo sometiéndoles a una brutal represión, provocando quizás la
relación más tensa que haya nunca habido entre un personaje histórico y nuestra
ciudad.
Sevillano o Hispalense. Silencio de
ruán o Silencio Blanco. Al martillo o a pulso. Beta o Casa del Libro. Joyería
Shaw o Joyería Reyes. Cristina Hoyos o Matilde Coral. Betunero o limpiabotas.
Corte Inglés del Duque o Corte Inglés de Nervión. Hipercor de San Juan o
Hipercor de Sevilla Este. Oriente o Luis Montoto. Correduría o Doctor
Letamendi. Feria o Anchalaferia. Terciopelo o ruán. Cíngulo o esparto. El
Porvenir o La Paz. Las Cigarreras o Columna y Azotes. Armaos o Centuria
Macarena. Los Caballos o La Exaltación. Los Negritos o Los Negros.
Trajano o
Adriano. Trajano o Amor de Dios. Nova Roma o La Ponderosa. Rayas o La
Florentina. Osorno o Cuervas. Silvestre o Joseliqui. Cerveza o tinto de verano.
Tinto con blanca o tinto con limón. Bécquer o Cernuda. Serafín o Joaquín.
Antonio Machado o Manuel Machado. Jorge o César. Juan Guerra o Alfonso Guerra. Antonio
Mairena o Manuel Mairena. Bacarisas o Santiago Martínez. Aníbal González o Juan Talavera. Plaza de América o Plaza de España.
Torre Norte o Torre Sur. Torre Pelli o Giralda.
Café migado o
café bebido. Manteca colorá o manteca blanca con zurrapa de lomo. Secreto
ibérico o presa ibérica. Capirote de cartón o capirote de rejilla. Calle
Alcaicería o Casa del Cofrade. Barbería Berro de la calle Manteros o Barbería
Los Pajaritos de la calle Betis. Pregón de Semana Santa o Pregón de las
Glorias.
Zaguán o sanjuán.
Masetilla o mesetilla. Pilistras o aspidistras. Almóndigas o albóndigas.
Croquetas o cocletas. Polígono o Políngano. Carrero Blanco o Adolfo Suárez.
Mercantil o Náutico. Puerta o Camino. Curro o Paula. Melva o Caballa. Gracia o
grasssia. Con gracia o gracioso. Sánchez Pizjuán o Campo del Sevilla. Benito
Villamarín o Campo del Betis. Nazareno del Silencio o Nazareno de La O. Cruz de
carey del Nazareno del Silencio o cruz de carey del Nazareno de La O. Font de
Anta o Gómez Zarzuela. Braña o Gámez Laserna. Callejuela de la O o Caridad del
Guadalquivir. Palio de bambalinas o palio de cajón. Canastilla dorada o
canastilla de caoba. Delantera o trasera. Costeros o corrientes. Rafael Franco
o Salvador Dorado El Penitente. Soria 9 o Artillería 14. Murillo o Velázquez. Sagasta o Gallegos. Barbería
o peluquería. Puente del Cristo de la Expiración o Puente del Cachorro. General
Polavieja o Manteros. Cerrajería o Cuatro Esquinas de San José. Setas de la
Encarnación oliendo al romero que le echan al incienso del Valle o setas de la
Encarnación oliendo a perroflauta. Calle Tetuán oliendo al adobo de Blanco
Cerrillo o calle Tetuán oliendo al incienso de Enrique que lo vende junto a la
Capillita de San José.
Hablando de olores e incienso…La Semana
Santa va a más o a menos ya no se en que punto estamos, lo que no siempre
quiere decir que va a mejor. Ir a más a veces es una forma de ir a menos y a
peor o viceversa. A la Semana Santa, ¿no se le está acaso encendiendo la luz de
la reserva y se mantiene por retroalimentación, consumiendo excedentes?
-- La Semana Santa está excesivamente
verbalizada. Lo único que nos queda es la verbalización de unos ritos. Le
quitas la verbalización y te quedas con una bulla insoportable en una ciudad...
Quizá sea, y perdón por el término, la
sambernardización de Sevilla. Durante mucho tiempo funcionó en Sevilla la
teoría bernardina, que inventó Isidoro Moreno: el Miércoles Santo, en torno a
la cofradía, los antiguos habitantes de San Bernardo volvían por unas horas a
recrear un barrio inexistente. Quizá ahora toda Sevilla sea un inmenso barrio
de San Bernardo. Todos volvemos a la ficción verbalizada, narrada, dialogada,
versificada de una ciudad que quizá ya no existe. Por un paisaje de andamios y
de casas en ruina, de comercios tradicionales que cerraron y de modos de vida
superados, como San Bernardo antes, las cofradías van ahora por una ciudad
idealizada hacia una Campana que ya no es el centro de Sevilla. Lo mismo pasa
en el mundo del flamenco y tauromaquia.
La dualidad de esta ciudad hizo que la
llama siga viva y por ello sus habitantes saben de ello para degustar su
estereotipo y retroalimentarse. Bendita dualidad de olor y calor…Albahaca, yerbabuena, orégano, lirio... Para que luego
digan que Rafael de León se inventaba una Sevilla que no existía. Pongan unos
acordes a esas palabras y sale la copla sola.
Esta dualidad de Sevilla
que olía a jazmines de las tapias de los conventos y a yerbaluisa de los
humildes en jardines de las latas de tomate vacías y oxidadas donde las vecinas
de los corrales sembraban sus plantas: "Tú te ríes, Rosario, con mi manía
de regar las macetas, pero para mí esto es el Parque de María Luisa..."
Sevilla dual de fragancias a esparto en la Alfalfa, a barro en Triana, a pan en
la calle Guzmán el Bueno. A cuero de zapatería en la calle Regina, a alpargatas
en la calle Castilla…
Son como navajas que se
clavan en los pies cuando se camina con el alma descubierta por la senda de la
memoria. Esas espigas que nacen al borde de las veredas y van mortificando los
recuerdos, arañando como estiletes los recovecos donde se proyectan las
alargadas sombras de la nostalgia. Dualidades eternas que hoy dia poco a poco
se van perdiendo. Y la grandeza de los mismos… cuantos personajes fueron el
complemento de un todo. Tantos artistas anónimos y conocidos.
Faltan hoy aquellas
miradas que buscaron retos y caminos nuevos. Aquellos que de su ingenio
hallaron siempre cruzar el umbral del arte, profundizando en la retina que
contiene la luz que instruye la existencia de los hombres conociendo su
dualidad. Como aquellos brazos que se anclaban a la madera y convertían en
remos de amor las trabajaderas para que el gran barco pudiera navegar por las
bravas aguas de la ilusión, con el ímpetu necesario y elegancia debida.
Faltan ímpetu y energía
en los sentimientos que nos fueron transmitidos, la chispa y genialidad “sin
importar el que dirán” que nos fueron entregados para que traspasáramos de
manera natural…y ello andamos.
O como se dice
popularmente y últimamente. A Curro Romero se le quiere u odia. Pues eso. Dicho
queda.