lunes, 30 de marzo de 2020

¿Cual es tu noche?



De nuevo una noche de primavera, en Semana Santa, cuando en el cielo va concediendo el preámbulo luminoso para mantenernos en vilo el espíritu. Ansia al descubierto, con la necesidad de encontrarnos con el prodigio. Uno nunca sabe cómo se aparecerá, ni cómo se presentará ante nosotros. Es un deambular por los senderos por los que transita la sorpresa, intentar alcanza es el propósito principal. Sevilla siempre te sorprende en algún momento, detrás de una callejuela, en plazoletas, quizás en alguna revirá o chicota. Siempre, de nuevo, te da ese pellizco dando sentido al momento y al recuerdo.
Embelesar al tiempo con sus prontitudes, con sus caprichosos menesteres. Por eso huíamos de los lugares inhóspitos, de los habituales donde se aglomeraba el gentío. Pero en esta Semana Santa tendrás ebullición de otros tiempos y con borbotones espirituales donde hallar con las remembranza,s una semana de pasión mas pura.
Sólo Núñez de Herrera fue capaz de conseguirlo, de traspasar la visión gloriosa para glorificar lo cotidiano, lo usual mostrarlo como extraordinario. Sólo tenía que apartarse del ombligismo narcisista y exhortar al impulso ebrio de las sensaciones a mostrarse. Palpa y tienta desde tu fuero interno la tradición, para decapar los primeros estratos y holgar de los pensamientos.
Seguro que aparece una noche de alientos contenidos, sensaciones que concentraron la atención y precisando devoción a la piedad, a la mirada piadosa que se soslayan en no dejar de divisar el rezo susurrado que aletea sobre este pueblo que precisa en sus Imágenes teológicas que representa cada misterio que procesiona. ¿Cuál es tu noche? ¿Qué momento es el que esta grabado a fuego?.

El misticismo de esa memoria hace evocar el presente de esta Semana Santa que la estás viviendo de forma diferente, pero con la parábola de Jesús entre tu aura con más fuerza. Como decía el escritor Mario Benedetti
No te rindas, aun estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
¿Cuál es tu noche para esta Semana Santa? ¿la que recuerdas con algun familiar? La que golpeará en tu recuerdo….

La mía más reciente y que me llevará al recogimiento de mis pensamientos se mostrará con aire de nostalgias recientes. Al final de la calle aparecía la Virgen, íntima y bellamente presentada, como la doncella de los salmos, como los anuncios que los grandes profetas preconizaron, sobre el ascua de luz de bella candelería que le profería una apariencia decimonónica. Yo la esperaba junto con mi padre, en la plaza -pila el pato- de San leandro y poco a poco toda la majestuosidad de su palio embelesando a los escasos devotos que nos apostábamos en las orillas de la vía, toda la musicalidad para Ella concebida.

Sonaba Tejera, y la virgen del Subterráneo de la Hermandad de la Cena, enalteciendo los espíritus, todo el aroma de los naranjos recién nevados en flor, todo el éxtasis popular manifestándose en la emoción incontenida de una voz que recita la oración aprendida y heredada. La voz del capataz llegaba con la nitidez de la proximidad. Las órdenes concisas eran obedecidas por la cuadrilla, que se esforzaba por dotar de brillantez el caminar de la Santísima Virgen, el esfuerzo convertido en rezo. El paso se arrió, para contento y regocijo de los que nos encontrábamos más próximos.

Una pausa en el tiempo, un receso en la continuidad del espacio, porque el firmamento venía a presentarse, con toda su extraordinaria brillantez, a nosotros. Nos mirábamos mi padre y un servidor, con ojos y media sonrisa de afirmación. Sonó tres veces el martillo, la plata que quiebra el silencio para avisar, para desposeer al descanso de su quietud. Se adivina un movimiento bajo las trabajaderas porque la tersura del terciopelo de los faldones ha temblado. Suena la marcha de Gámez Laserna.

Argénteo aldabón en vilo. La voz, de nuevo, del capataz resuena mientras se marcha la trasera del palio dejando en aquellas murallas y paredes aterciopelada,s todo lo vivido e impregnado de emoción con sus característicos ecos en sonidos inconfundibles. Paladeando el deleite por lo vivido. ¿ Y para ti? ¿Cuál es tu noche de Semana Santa que caló en el recuerdo más reciente?. Revívelo esta Semana Santa, pues ese momento es tuyo.

martes, 17 de marzo de 2020

Cuaresma rota

En el arranque de la Cuaresma, cuando se cuelga en Puerta Carmona de pared a pared su tradicional pancarta de "capirotes"; cuando La Campana puso en su escaparate las primeras torrijas con sus nazarenitos de caramelo; cuando Casa Ricardo puso la primera en campana (la primera croqueta de Vigilia en la campana extractora de humos), ni a soñar que nos hubiésemos echado hubiéramos pensado que la situación sanitaria en España iba a ser tan grave, y la crisis económica resultante tan catastrófica, que hasta iba a pasar a un segundo plano algo en lo que con sólo pensarlo casi nos iba la vida a los sevillanos: la suspensión de la Semana Santa. "¿Pero cómo nos vamos a quedar sin Semana Santa?"

Sigo pensando que es un mal sueño o una pesadilla de la que quiero despertar y cuando despierte sea primavera y la Semana Santa siga normal. Normal y rancia en su curso de estación, como siempre Sevilla eternamente supo hacer.

Nunca imagine que viviría algún año, una historia de la que nunca hubiese empezado, porque todos los años nos renovamos como si empezáramos de cero. Que dejaríamos el libro de los sueños en blanco con la primavera del 20. Tan blanco como aquellos niños que nos encontramos por el parque Maria Luisa o bajando la rampa del Salvador un domingo de Ramos. Se quedo en blanco y silencio. Silencio sin sonidos como ajetreos de parihuelas, ejércitos de candelelerias relucientes con su chisporroteo codal que va consumiendo cera, de papeletas de sitio, de túnicas por planchar y escudos por bordar, de capirotes que regresan de los altillos, con largas madrugadas en casa de hermandad, limpiar plata, sonidos macarenos con su centuria eterna, sin ver el incienso difuminar perfiles, dejando los sentidos vacios sin olor a cera mezclada con claveles, sin aromas que desprende de la miel de los pestiños, sin el crujir de la madera que lleva a los cristos o vaivén de los palios con el rachear de los costaleros, sin saetas ni cornetas, sin bullas ni pies cansados, sin programas de mano arrugados, sin alfileres en la solapa, sin la luz de los cirios que anuncian el camino del triunfo que es la vida. Sé que volverás, pero dejas mucho vacio. Porque siempre vuelves. Dando cimbreo de nuestra vida que nos muestra la Esperanza al desnudo ahora mas que nunca, deshilachando un arco que da savia para que entendamos lo ocurrido. O quizás quiso el Cachorro disponer de este guion para comprender por los que realmente sufren en su vivir.

Con mil detalles que lo engalana... por eso tu que la navegas... te preguntas y le preguntas…¿Por qué no me mandas de nuevo un sueño? Para despertar de lo que estuvimos con tanta angustia estos días de marzo del 2020 donde no encontramos  más que oscuridad a nuestras respuestas.

Volveremos con más fuerza a desnudamos tanto el alma, que tiritaremos de silencios, A veces mostraremos tanto, que ya no nos queda nada con lo que besar, A veces desearemos mucho más de lo que merecemos, Y es entonces cuando volvemos a disfrazar el corazón de cobarde…”

Hasta que solo quede la afonía de tu grito que no puedas interpretar. Quedando la esencia del viento que va susurrando la elegía de nuestros primeros sueños. Sigamos siendo cómplices y guardemos el secreto o quizás compártelo con los que mas amas, es lo que siempre te contesta la antigua Híspalis.  Tal vez algún día conseguiremos poner sobre un lienzo de la historia, algún sueño para alojarlo. Como es el rock andaluz, al movimiento de un palio.

Cuan valido, se presenta en los filos del lucero la emoción y su clara luz va apoderándose de la antesala, donde se llena de vida cada día y golpea el recuerdo con la tibieza de los callejones y plazoletas añoradas en el recuerdo donde le diste sustancia al oro de las cascada del nuevo sol que nos inunda. Siempre nos traerán buenas noticias. Algunos quieren llenarlos de oscuridad los sueños diciendo que “volverás” o que “te esperaran” con una nueva Semana Santa que llegará… lo cierto es que rompo las cadenas y retomo la senda de la vieja vereda buscando el aluvión de amor. Porque nunca te has ido y siempre estas con nosotros. El tiempo nos engaña, parece haberse detenido, pero es mentira. Solo se diluye ante Ella. Su ceño, cierras los ojos y posas un beso. Y al mirarla el mundo se derrumba ante los suyos.

Quiero despertar y poder salir con mis familiares, amigos, churumbeles de la mano a ver las cofradías, poder dar un abrazo, tomar una cerveza, seguir con los detalles rancios que poseemos los que sentimos la cuaresma donde ahora se ve tan lejano y mundano. Y ¿Por qué no mandarme un sueño con esencia a Sevilla? Tener libertad y hacer lo más simple como extraordinario y viceversa. Aferrarnos en las noches de invierno de nuevo, pero con toda esta pesadilla ya pasada, cuando la luz remita y el pujante ocaso nos muestre los tonos dorados para descubrirnos las nuevas quimeras. 


Capirotes

  Funde el albor a plétoras, aunque se tracen las sombras, sentirás cómo el alma se ve desbordada por los clamores y las gracias que se tran...