De nuevo
una noche de primavera, en Semana Santa, cuando en el cielo va concediendo el preámbulo luminoso
para mantenernos en vilo el espíritu. Ansia al descubierto, con la necesidad de
encontrarnos con el prodigio. Uno nunca sabe cómo se aparecerá, ni cómo se
presentará ante nosotros. Es un deambular por los senderos por los que transita
la sorpresa, intentar alcanza es el propósito principal. Sevilla siempre te
sorprende en algún momento, detrás de una callejuela, en plazoletas, quizás en
alguna revirá o chicota. Siempre, de nuevo, te da ese pellizco dando sentido al
momento y al recuerdo.
Embelesar
al tiempo con sus prontitudes, con sus caprichosos menesteres. Por eso huíamos
de los lugares inhóspitos, de los habituales donde se aglomeraba el gentío. Pero en esta Semana Santa tendrás ebullición de otros tiempos y con borbotones
espirituales donde hallar con las remembranza,s una semana de pasión mas pura.
Sólo Núñez
de Herrera fue capaz de conseguirlo, de traspasar la visión gloriosa para
glorificar lo cotidiano, lo usual mostrarlo como extraordinario. Sólo tenía que
apartarse del ombligismo narcisista y exhortar al impulso ebrio de las
sensaciones a mostrarse. Palpa y tienta desde tu fuero interno la tradición,
para decapar los primeros estratos y holgar de los pensamientos.
Seguro que aparece una noche de
alientos contenidos, sensaciones que concentraron la atención y precisando
devoción a la piedad, a la mirada piadosa que se soslayan en no dejar de divisar
el rezo susurrado que aletea sobre este pueblo que precisa en sus Imágenes teológicas
que representa cada misterio que procesiona. ¿Cuál es tu noche? ¿Qué momento es
el que esta grabado a fuego?.
El misticismo de esa memoria
hace evocar el presente de esta Semana Santa que la estás viviendo de forma
diferente, pero con la parábola de Jesús entre tu aura con más fuerza. Como decía
el escritor Mario Benedetti
No te rindas, aun estas a
tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus
miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida
es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr
los escombros y destapar el cielo.
¿Cuál es tu noche para esta
Semana Santa? ¿la que recuerdas con algun familiar? La que golpeará en tu recuerdo….
La mía más reciente y que me
llevará al recogimiento de mis pensamientos se mostrará con aire de nostalgias
recientes. Al final de la calle aparecía la Virgen, íntima y bellamente
presentada, como la doncella de los salmos, como los anuncios que los grandes
profetas preconizaron, sobre el ascua de luz de bella candelería que le
profería una apariencia decimonónica. Yo la esperaba junto con mi padre, en la
plaza -pila el pato- de San leandro y poco a poco toda la majestuosidad de su palio
embelesando a los escasos devotos que nos apostábamos en las orillas de la vía,
toda la musicalidad para Ella concebida.
Sonaba Tejera, y la virgen del
Subterráneo de la Hermandad de la Cena, enalteciendo los espíritus, todo el
aroma de los naranjos recién nevados en flor, todo el éxtasis popular
manifestándose en la emoción incontenida de una voz que recita la oración
aprendida y heredada. La voz del capataz llegaba con la nitidez de la
proximidad. Las órdenes concisas eran obedecidas por la cuadrilla, que se
esforzaba por dotar de brillantez el caminar de la Santísima Virgen, el esfuerzo
convertido en rezo. El paso se arrió, para contento y regocijo de los que nos
encontrábamos más próximos.
Una pausa en el tiempo, un
receso en la continuidad del espacio, porque el firmamento venía a presentarse,
con toda su extraordinaria brillantez, a nosotros. Nos mirábamos mi padre y un
servidor, con ojos y media sonrisa de afirmación. Sonó tres veces el martillo,
la plata que quiebra el silencio para avisar, para desposeer al descanso de su
quietud. Se adivina un movimiento bajo las trabajaderas porque la tersura del
terciopelo de los faldones ha temblado. Suena la marcha de Gámez Laserna.
Argénteo aldabón en vilo. La
voz, de nuevo, del capataz resuena mientras se marcha la trasera del palio dejando en
aquellas murallas y paredes aterciopelada,s todo lo vivido e impregnado de
emoción con sus característicos ecos en sonidos inconfundibles. Paladeando
el deleite por lo vivido. ¿ Y para ti? ¿Cuál es tu noche de Semana Santa que caló en
el recuerdo más reciente?. Revívelo esta Semana Santa, pues ese momento es
tuyo.