miércoles, 30 de noviembre de 2022

Railes de emocion

 

La Semana Santa es un fenómeno tan cromático que admite todos los arrimos imaginados y aun otras que ni soñamos. Hace poco vi por las redes sociales estas declaraciones que cuando un paso está en la calle, cada persona va a verlo según sus gustos: por la banda que toca, quieren ver la artesanía, como acto social, etc de barbaridades que por supuesto, también las estrictamente laicas o folclóricas. Todo cabe en una fiesta construida por muchos actores durante muchos siglos con el material de acarreo que hace las delicias de antropólogos y etnólogos.

Quiero recalcar que cuando un paso sale a la calle sea cristifero o mariano es para encontrarte con tu Fe. Un acto piadoso y espiritual que la sociedad no sabe interiorizar por su perdida de valores en este nuevo siglo donde todo cabe. Así robándole el alma cristiana de la pasión o las glorias y quedandonos una celebración vacía, un envoltorio delicado y fragante sin nada en su interior, una cáscara pueril.

Quien quiera escuchar música cofrade hay multitud de conciertos, si te apasiona el artesacro hay miles de exposiciones, si quieres historia, cultura, anécdotas sirven tertulias conferencias cada semana y todo lo que rodea a nuestra fiesta mayor con un largo etc.

Por ello no molestes, no quitadle la intimidad a quien realmente lo necesita con las imágenes a las que reza. Que por culpa de una amplia y cada vez mayor algarabía, ignora y fastidia en conexión íntima y personal del cristiano que busca su corazón llenarlo de esperanza.

Una Semana Santa sin Dios -aunque sea para negarlo, como bien supo ver con anticipación pionera Núñez de Herrera- es un sinsentido, se mire por donde se mire. Sería nada más que un espectáculo sensorial sugerente, un carnaval para turistas deseosos de vivir una 'experiencia' cosmética incapaz de penetrar la epidermis, una barroca composición multitudinaria trasplantada como una rara orquídea de invernadero. Pero carecería de vida, le faltaría el espíritu que cuida, anima y vivifica.

En unos días…concretamente el 18 de diciembre es la fecha de las Esperanzas. Con ello, vale cada año para poner el reloj en hora y empezar una cuanta atrás donde realmente se proclama la pasión, muerte y resurrección de Dios. Busca en las entrañas de tu ser entablar tu búsqueda cuando poses el beso en su mano.

 Ya queda menos. En el interior de tu ser, se confunden los silencios, se atropellan las palabras, resucitan los rostros de quienes nos acercaron por primera vez a nuestra Fe, adiestrando ese sentimiento que se nace, se reproduce y nunca muere, en el alma del verdadero cristiano. Esa ensoñación recuperada, nos devuelve, aún solo por esos momentos, las risas y los gozos, las miradas y los gestos, las caricias y los besos. Sentimientos de pasión. Con sencillez y candor de unas lágrimas que rodaban por las mejillas, que son verdaderas encíclicas del sentir, de la piedad y el amor que profesamos con la Bienaventurada llena de Gracia.

Añoranzas de otros tiempos donde se vivía de forma verdadera con el símbolo claro de nuestra pasión, nuestra Fe. Nostalgia la que nos vence, que hoy día  todo vale con protagonismos profanos mostrando su poderío. En voluntad del futuro saber mirar al pasado para  transformar un futuro vacio.

 Sobre los raíles de la emoción debe volver la Semana Santa sin buscar el afecto efecto desmedido despeñándose por la ladera de la indiferencia. Que vuelvan los instantes que se quedaron prendidos en la esquina de esta Ciudad donde se llenaban de Fe. Que sepamos medir la cantidad justa y erguida sin prisas por recuperar la nave del pasado que fondeada en el mar de esta tierra como única, donde todo envolvía para un mismo sentir cristiano, llenando las ilusiones que comenzaban a fundirse en la fragua de la juventud.



lunes, 21 de noviembre de 2022

Quimeras de esperanza

 

Velada mañana con riada de luz hacia cualquier sentimiento. Expandiendo por la arteria principal por donde ha de transitar regato devoción que llega envuelta de nostalgia. Siglos impregnando el color morado y verde Esperanza que van danzando en esta secuencia intemporal que nos descubre a las pasiones que heredamos.

Sevilla no quiere adeptos, quiere a amantes que se rompan la camisa. Porque solo el misterio nos hace vivir…y Sevilla es misterio.

El sentimiento mas terrible es perder la Esperanza, por ello en esta Ciudad se respira en cada esquina. Y asi esperando en esperanza, el nudo se deshace y la fruta madura. Sabiendo que la soledad es la gran talladora del Espíritu. Pero nos alivia su fruto cuando tu armonía se hace carne, Tú eres el resumen genial de lo lirico. En ti duerme la melancolía, el secreto del beso, llanto y el grito desesperado.

A quien dices el secreto das tu libertad, sin poder arrancar un suspiro lleno de quimeras en la dulzura infantil de la mañana quieta.

Si la Esperanza se apaga y la Babel se comienza, ¿Qué antorcha iluminara los caminos de la tierra?

Quien supo entenderlo a la perfección fue José Sebastián y Bandaran. Fue toda una figura en el mundo de las cofradías durante gran parte del siglo XX y en este mes hace 50 años de su fallecimiento.

Sacerdote, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, capellán de la Familia Real, Director de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y director espiritual de varias hermandades. Actualmente en la ciudad cuenta con una calle y con un centro educativo. Convivio con el pueblo, lleno de humildad, regocijando del legado.

 Perdía la vida el 21 de noviembre de 1972. Actualmente sus restos están enterrados en el presbiterio de la capilla de los Marineros, la sede canónica de la Esperanza de Triana. Sus restos fueron exhumados y depositados en la corporación de la Madrugada el 28 de marzo de 1987.

Era un fiel devoto del Señor de Pasión, del que fue camarero y donde apuntó como hermano al Rey de España.

Salió de nazareno mucho tiempo en el Silencio y ocupó el puesto de director espiritual de la Esperanza de Triana, siendo uno de los impulsores de la capilla de los Marineros, lugar donde descansa.

Sus hermandades le otorgaron las respectivas medallas de oro, le nombraron teniente honorario en el Museo, y hermano mayor honorario en el Cachorro, el Valle, la Estrella y Santa Cruz.

A lo largo de su vida fomentó mariano y abarcó ciertos aspectos del gobierno de las hermandades. José Sebastián y Bandaran se involucró en la restauración y reorganización de hermandades tras la Guerra Civil. Era el encargado de entrar de lleno en las cofradías para hacer cualquier intervención.

En 1921 ejerció como fiscal en la Macarena y la comisión administradora de su centuria. Medió para que el azulejo de la Virgen estuviese en la puerta de la Macarena, es decir, el arco. Aconsejó a la hora de guardar a la Virgen del Amparo durante la Guerra Civil, ayudó a conservar las imágenes de la Magdalena, estuvo en la reorganización de la hermandad del Santo Entierro, así como de otras muchas.

 

Ya está nuestra memoria desafiando las orillas donde se recoge el hilo sentimental que nos trae la nostalgia. Pasan los elegantes penitentes con su caminar pausado, receloso porque el camino se acorta y la dicha se transmutará en ese vacío demoledor que se anclará a las almas. ¿Quién no quiere vivir en esta dicha eternamente? ¿Qué Sevillano no es feliz sabiendo convivir con la esperanza, que hace honor a nuestra fe? Bajo el antifaz reside la alegría, este sentimiento de alborozo que mantiene el poder para destronar al cansancio de una vida. Los cirios son vivo testimonio de las horas que se han ido pausando durante el año, luz que ha ido señalando el camino y que ahora el sol, radiante, esplendido, sereno, impetuoso nos trae de nuevo diciembre e impaciente se ha empeñado en dar el merecido relevo para que el tronco cerúleo busque una nueva quimera. Huracán de emociones devasta la escasa fuerza que resta en el alma. Las promesas, las peticiones, los recuerdos, los sueños, los agradecimientos, los rezos, las oraciones, los silencios, las miradas, los sentimientos, el llanto, la añoranza, las presencias se van materializando en el aire, lo taladran buscando Su mirada, deseando que el instante no pase, que esa eternidad, que se concentra en doce segundos, se empape en el alma. La espiritualidad, el mismo Dios, se presenta así con nuevos deseos. Nuevas Esperanzas.




Capirotes

  Funde el albor a plétoras, aunque se tracen las sombras, sentirás cómo el alma se ve desbordada por los clamores y las gracias que se tran...