viernes, 15 de diciembre de 2023

Sevilla heterodoxa

 

Luz de la tarde dormida. Jazmín de novia. Amor desmedido en la caridad de una noche que busca sus llagas y de forma oculta las heridas pregonan con sus luchas.
Claridades sin penumbras. Aroma, canto, saeta, júbilo, oración, profunda
sabiduría sin norma. Sencillez que nada oculta. Sevilla, gracia pura.  A contraluz soñaba con el peso de la distancia de un amor que invento en ángulo recto como epilogo de los jazmines que añoraba.  Los martillos en el yunque desgarran la voz flamenca, donde Triana acaricia una media verónica.

Sevilla el color ha brotado de ti, arde la alegría en tus patios y el portal angosto largo te guía donde el encanto se hace sortilegio. Y las rejas floridas, cruz y cancela recibieron heridas del arquero que vela de la Giralda novia y centinela.

No corren buenos tiempos para las vanguardias y la transgresión, para lo desafiante, para lo litúrgico o para lo ceremonial. No corren buenos tiempos para lo eucarístico, que no por ello religioso. No hay espacio ya para lo incómodo o lo desafiante en esta sociedad de desinfectante y espacios protegidos. No corren buenos tiempos para la tauromaquia. Precisamente por ello, urge más que nunca defenderla. No únicamente por la tauromaquia en sí, sino también por lo que representa.

Los toros son un arte transgresor como también lo fue la Semana Santa porque hacen al espectador -pasivo, incluso- ser consciente de la existencia de la muerte y el dolor. Sí, el dolor. Y la muerte. La sociedad moderna parece querer vivir de espaldas a ambas realidades y tratar algo que es cotidiano como un fenómeno marginal. Lo hemos comprobado a raíz de la pandemia. Piensen en la trifulca que se armó, con argumentos de deontología periodística mediante, por la publicación, en la portada del diario El Mundo, de la morgue del Palacio de Hielo. Una sociedad que pretendía seguir tratando la muerte como un fenómeno marginal cuando, desgraciadamente, en aquel momento, era el máximo exponente de la cotidianeidad. 

Claro que los toros y la Semana Santa son muerte, dolor y sangre. Pero el taurino y cofrade no es taurino por ello. El abolicionista sí. El taurino y cofrade valora aprecia esa lucha leal y valiente entre toro y torero o la pasión de Jesus. Los toros reivindican lo estéticamente rompedor y vanguardista a la par que la eucaristía pagana y la liturgia en una sociedad secularizada. La tauromaquia es conciencia del peligro, la incertidumbre y el arrojo frente al abolicionismo de mirada corta y sectarismo amplio.

Están las visiones de un Cernuda que desmitifica, un Bécquer que cuestiona, un Antonio Machado que descubre la Sevilla fuera de mapas y calendarios y que se enfrenta a la Semana Santa desde su filiación liberal y republicana y sus presupuestos krausistas, un Chaves Nogales que, con la lúcida ironía de sus crónicas, desmonta el espectáculo o un Cansinos Assens que acierta a narrar la esencia mitológica que conecta la fiesta con lo pagano. Una Semana Santa ajena a la apropiación del nacionalcatolicismo y la beatería para rozar las fronteras del delirio. Como así también ocurrió en el toreo en el pasado siglo, ejemplo de ello el cordobés y grandes figuras que escandalizaban a los puristas. Ahora todo debe ser muy correcto y nada transgresor. Ejemplo de ello se refleja en el libro “Antes que Roma, Sevilla proclamo” donde se recoge entre otros al gran Silvio y su leyenda.

El libro se puede conseguir en el centro de Sevilla en las tiendas;

Marieta Artesanía, calle cuna.

Artesanía Rodriguez, Puerta Osario

Collage librería, calle Alberto Durero

Capirotes Molina, calle alcaicería.



viernes, 1 de diciembre de 2023

Ralentiza Sevilla

 A contraluz el bisel de luna, la brisa billa en fragua naranja de doncella. El tacto se hace caricia mudéjar. Resbala el prisma en pura gracia, molde de torre con semilla  donde el espejo brilla en fantasías. Alma torera contornando la parábola que replica el desmayo de cintura, haciendo místico el lugar con sus aromas.

¿Pero y el tiempo? ¿Cuánto dura la eternidad? ¿Cómo se mide la felicidad? ¿Cómo se calcula? El tiempo es un disimulo que se manifiesta de maneras extremas, que nos hace vencer o morir en la contemplación o en la espera. El tiempo es un fogonazo en la grandeza del universo o una eternidad en el dolor. El tiempo se ralentiza mientras descubrimos los ojos nos miran con amor o se volatiliza cuando recibimos el primer beso de los labios que añoramos. El tiempo es desesperación cuando vemos cómo se marcha el ser que nos dio la vida o se desintegra en el espacio cuando recordamos el apriete nuestras manos guiándonos en la infancia. Tiempo y mundo un lugar seguro y dichoso si se habla de Sevilla. El tiempo se dilata la pasión y se encoge en la dicha.

Llega diciembre con las usanzas de otros tiempos. Siempre que llega nos trae la misa acción de gracia de los toreros y por la vejez del toreo en la capilla del Baratillo, dando gratitud por una temporada que se marcha y con la ilusión de espera de un nuevo ciclo 2024 donde en este mes la empresa Pages siempre confirma elenco ganadero para dicho periodo primaveral.  

Tiempo de nuevos acuerdos apoderados del toreo como es el caso de Escribano con Tauroemocion o el novillero revelación con la empresa Pages. Con diciembre llega el cierre del Aula Taurina y la buena noticia que el ayuntamiento de Sevilla recupera el premio Taurino Ciudad de Sevilla. Pero si hablamos de diciembre es donde se para el tiempo en el cumpleaños del maestro eterno Curro Romero cumpliendo 90 años.

En este mes donde las hermandades de Sevilla organizan zambombas, cartero Real, Heraldos y afluencia de eventos para festejar la llegada del Hijo de Dios.

Mes de la Inmaculada, de tunos y barrio Santa Cruz. Mes de tradiciones.

Todo mientras esperamos al 18 de diciembre para que Sevilla se llene de Esperanza.

No tiene explicación, ni nadie se obstina en buscarla, esta alteración del alma cuando llega, cuando se aproxima, cuando te mira, cuando te ríe, cuando responde a tus súplicas, cuando respira a tu lado, cuando se marcha y ya la vida se va tras Ella. Ocho segundos que son capaces de retener la eternidad. Ocho segundos que suscriben los mejores salmos y las más bellas odas en la memoria. Ocho segundos que se prolongan en la nostalgia y en el recuerdo. Ocho segundos que destapan lágrimas que corren en busca de la bienaventuranza que se muestra bajo la corona invisible y el terciopelo y el oro del manto que La protege. Ocho segundos es lo que tarda en pasar la Virgen de la Esperanza ante quienes llevan horas esperando, secuestrados por el ansia de un encuentro que se resuelve en la precariedad del tiempo.



Capirotes

  Funde el albor a plétoras, aunque se tracen las sombras, sentirás cómo el alma se ve desbordada por los clamores y las gracias que se tran...