La vergüenza y la educación son indicadores manifiestos de la
cultura que los hombres almacenan, del desarrollo de su inteligencia. Eso mismo
es lo que está perdiendo la sociedad en este maldito siglo, que llaman el del
avance y tecnológico. Quizás sea un reto volver a ser retro. Retro es el reto a
conseguir. De donde nunca se debió desmarcar esta esencia que hoy vemos a
cuenta gotas.
La pluralidad de pensamiento, desarrollados en los entramados
de la razón, ha logrado el progreso del género humano y un significado de
sociedad, situando al hombre como elemento esencial, olvidándose en ocasiones
del principal vértice de la pirámide de la evolución. Respetar. Pido respeto
para el toreo. Deberíamos distinguirnos de los animales, por las conductas
civilizadas de nuestros actos, por intentar comprender que la felicidad de los
demás no nos pertenece, ni podemos enjuiciarlas con nuestros pareceres
divergentes. Muchos juegan a enjuiciar como si fuesen Dios. Y eso perdona que
te diga es demagogia. Las consecuencias de esta posible coacción traumatizan
los sentidos y alteran los sentimientos.
Carmen se llamaba mi abuela. Era devota incondicional. Hoy
siento la necesidad de este recuerdo, de sus palabras, del tiempo que se
apresura para atropellarme con una sonrisa y recordarme los valores retro, esos
que ya muy poco se ve en esta "casta" de sociedad, llamada España.
Porque no esta pasado, ni nunca pasará, el ser vintage en pensamientos, asentándose
en una sociedad actual sin dejar de avanzar. Ese el reto. Volver a sentir el atributo
de esos valores inculcados en el pasado siglo, por gente de bien. No lo puedo
evitar cuando pasa esta fecha del calendario, mediados de julio por su onomástica.
Con ello despuntando pasar el ecuador de la temporada taurina con miles de
festejos, ferias y eventos relacionados a nuestras antiguas tradiciones. El
recuerdo de mis abuelos me araña el alma sin contemplaciones, me rasga
recuerdos hasta dejar en carne viva como ellos respetaban la cultura y nuestros
ritos. Es una trampa esto del tiempo; es un asalto que nos amputa la necesidad
de permanecer en esos estratos que condensan la felicidad y la vierte para ofrecérnosla en dosis escasas y
pequeñas.
Hoy el rio de la emociones me sigue devolviendo valores que
incluso en el toreo, también va perdiendo, y que se mantienen a través de una ganadería
legendaria como son los Miura. Ganadería donde muy pocos toreros se acuartelan.
Y sobrecoge un mano a mano con sabor añejo, me trasporta al tiempo de mis
abuelos. Escribano y Rafaelillo en la Feria de Valencia el próximo 26 de Julio.
Sin duda una fecha para recordar por avivar la colmena del aficionado, un poco seca
de estas mieles. También es verdad que no se hizo la miel, para cualquier boca.
Y si quieres sacar miel, sácala por San Miguel. Que hablando de San Miguel se
puede verificar que Escribano será la novedad en ese cartel sorpresa día 26 en
Sevilla.
"Después de comer miel, nada sabe bien". "Besóme
el colmenero y la miel me supo a beso" refranes y mas refranes... igualmente
un poco perdidos en el tiempo. Así pues llega un mano a mano, muy importante,
para saborearlo, desmenuzarlo y palparlo. Además se han citado la rivalidad
fuera de la plaza con palabras : "Cruzaré la raya del compromiso. El tiene
la baza de la novedad, pero yo la de la experiencia" decía Rafaelillo. Con
la réplica de Escribano: "Pasare por encima suyo como sea, estas tardes
hay que tomárselas así. Me comprometo a jugármela". Ya ven el toreo de
antaño, como si fuese caviar. Uno Murciano y el otro Sevillano. Toreros de
valor, entrega y arte. Que buscan la esencia de lo retro. Ese el reto.
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