martes, 8 de enero de 2019

Humilladero

Foto: Luis Morales

En cualquier rincón de Sevilla, un patio donde encontrarte con la imagen de tu sonrisa, fuente para la sed donde despierta el silencio. El lujo de concebir el sur, su magia, bulerías, fandango, sevillanas, atardeceres, mi gente, sus risas, el tapeo lleno de sabores con aromas de las recetas de nuestras abuelas, la gracia y el arte con devoción.
Sentir latir del tiempo sobre nosotros, como llega la cuaresma y vivirla como aquí solo se vive. Porque está señalado en el almanaque del gozo, porque lo palpamos día a día  y lo sentimos todo el año, manteniendo  nuestras tradiciones.

El Concilio de Trento vino a reafirmar, en muchos casos, y a instaurar en otros los conceptos por los que se regiría la Iglesia. Concilio también necesario para el mundo taurino para unificar el fundamento y que a dia de hoy sigue sin ocurrir.  La Iglesia si lo hizo con un nuevo orden que mantenía la esencia y la primacía de los dogmas y sentimientos de la cristiandad, desde sus más remotos orígenes. Se confirmó la existencia de Dios en el Sacramento Eucarístico, la santidad de los padres que ofrecieron sus vidas, por entero y sin concesiones, a seguir y promulgar el mensaje de Jesucristo, la paz y el amor entre los hermanos, que es mismo y completo género humano.

Esencialmente fue la respuesta de la Iglesia Católica ante el avance de las corrientes reformistas que surgían en los países bajos y en las regiones germánicas, dirigidos principalmente por Juan Calvino o Martín Lutero, cuando proclamaron su disconformidad con los dogmas principales de la Iglesia. Declaraciones que necesita la tauromaquia para alimentar la formación del hombre a través los grandes misterios de este rito, tradición que se celebra desde varios siglos atras proclamando nuestras costumbres celebrándose de forma solemne.

Con el concilio de Trento fueron instituyéndose órdenes y cofradías que mostraban los misterios de la vida de Jesús o pasajes evangélicos sobre su Pasión, Muerte y Resurrección, o escenas de los dolorosísimos padecimientos de María ante el martirio y suplicio de Jesucristo.
En Sevilla, se fundaron numerosas hermandades que tenían, como fin principal dar culto a Imágenes Sagradas, de veraz apariencia, y con los escarnios de la pasión de Cristo reflejados en sus tallas. Y surgieron las grandes devociones, algunas desaparecidas por el devenir de los tiempos, que alimentaban y nutrían el espíritu. La mera contemplación eleva el sentir y la misericordia podía, no solo verse, sino comprenderse.

Despues llego lo fundamental y olvidado por Sevilla, como es el auténtico vía crucis que dio lugar a la Semana Santa actual. En 1520 Vía Crucis que salía de Casa Pilatos “Casa de Medinaceli” y que tenía 14 estaciones de penitencia llegando hasta la Cruz del Campo o Humilladero. En el vía Crucis se recorre 997 metros que es la distancia que separa el pretorio de Pilatos al Monte Calvario. Tradición perdida de Sevilla y recuperada por Pía Unión (pero ahora solo lo hacen dentro de la casa Pilatos). Este año 19 se cumple 60 años que se hicera con la imagen del Cautivo de San Ildefonso.

Humilladero lugar devoto a la salida o entrada de los pueblos, consistente en una Cruz y  edificado a extramuros de la Ciudad como una pequeña Ermita. En el mundo de los toros, para que la fiesta siga viva, es importante que el toro tenga muchas cualidades, pero entre ellas humillación. Etimología de humillar. Si se añade “dero” lugar donde se realiza. Humilladeros del siglo XXI en Sevilla para llevar misericordia a barrios abandonados por la vieja Híspalis, como las parroquias Blanca Paloma, Candelarias y Santa Teresa donde el Gran Poder las visitara en el 2020 para llevar la Fe. 

Uno de esos barrios es Amate donde se encuentra “La fabrica del arte” la escuela de tauromaquia dirigida por Curro Camacho donde solicita siempre la ayuda de diferentes instituciones para que tengan recursos para poder sobrevivir en esta actividad que tanto bien que hace entre jóvenes de un barrio olvidado para poder llegar a ser toreros. Esperemos que la visita del Gran Poder se convierta en ilusión y Esperanza. Y que la tauromaquia tenga su propio “Concilio de Trento”. Destacar para este año 19 se rinda homenaje de diferentes formas al Torero "Chicuelo", pues se cumplen 100 años de su alternativa de manos de Juan Belmonte. Es el precursor de la escuela sevillana, un toreo ejecutado con naturalidad y gracia, no exento de profundidad. Su toreo era armonioso, con los pies juntos, bajando la mano en la muleta, y engarzando varios naturales —algo insólito en el toreo de la época—. Introdujo la llamada chicuelina —creada por el genial torero cómico, Rafael Dutrús, más conocido como Llapisera— el pase del costadillo y el delantal. Fue genial con el capote. Finura, ligazón, gracia, excelsa pureza

Y mientras inquirimos cuando el almanaque busca la luna de parasceve y sus primeros días primaverales nos vestimos con túnica, costal, cirios y mantillas a proclamar la –Fe y Misericordia. Anónimos capirotes que se convierten en desnudas promesas, signo definitivo con el silencio como testigo. El Flamenco también hablara desde cualquier reja casa puerta para atravesar el alma y llenos de gracia… al pasar los días, como pasa al vida, desde el Real con Sevillanas y albero deleitándose de lo que era la feria del ganao. Hablando de albero… oro molio de las canteras alcalareñas para vestir al arenal en tiempo de toros. Donde este año nuevo del 19 queremos ver, con más fuerza, los novilleros que buscan la Ilusión. El sueño de torear en la Maestranza.

Toda Sevilla va navegando, buscando la luna de parasceve, el resplandor de una candelería, perforar sus entrañas, para dejar al descubierto las esencias donde encontrarse consigo mismo y con nuestros ritos. Pero lo mejor para ello, es vivir intensamente  cada día de cuaresma, que van desprendiendo nuestro sentir, que van proclamando unos labios y la mirada con quien nos cruzamos cuando callejeamos por la vieja Hispalis, que van esculpiendo unos rezos, para ir llenando de luz los espacios más negros y dar vida a una semana de pasión. 

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