Estos días invitan, con toda la calor del verano, a dar
algún paseo por el centro de la ciudad. Da igual si es a primeras horas de la
mañana o al caer la tarde. Hace llevarte de forma mistica a otros tiempos como el
siglo XIX. Quiero decir que saborear el legado es muy fácil, pues hay mil
detalles y en cada cosa que ves, tienes una leyenda o historias con varios
siglos de legado.
--¿Pero
no hace mucha calor?
--Hace
la calor que tiene que hacer. La calor suele venir con tiempo para coger sitio
en la Velá de Santana...
Por
ello practico lo hablado cada semana y hacía, eso, calor de tarde de cucaña con
viento de levante o de mañana de Corpus. Pero en esta estación se ve el casco
antiguo de Sevilla con ese sabor de pueblo y de ilusión. Estaba en la calle
Francos con ese silencio antiguo que hace más hondo el frescor que sale de Los
Caminos, cuando pasas ante la puerta que se abre a los patios de columnas con
capiteles de la moña que escoltan las piezas de lienzo moreno. Desde el
escaparate de Pascual Lázaro los libros sevillanos veían cómo el cartón del
fraile del puntero señalaba la memoria cierta del verano. Todo estaba en su
sitio: los galones del sargento de la vitrina de Rodríguez, y los cordones de
Alba, y las madejas de algodón de Velasco, y las fajas antivoluptuosas de la
Corsetería Modelo, donde parece que toda la lencería femenina acabara de salir
de hacer ejercicios espirituales, de lo lejos del pecado que siempre anda.
La
botica, la tienda de las lanas, la esquina de cauchos y bragueros, todo estaba
en su sitio, antiguo y lento como un piano de Chopin que parecía que iba a
oírse de un momento a otro si se abría un balcón... Hasta estaban en su sitio,
derritiéndose de la calor de la tarde, los últimos goterones de cera
ennegrecidos en el suelo, con un recuerdo de reciente juncia, de lejano azahar
de la plata de la crestería del paso de la Virgen de la Concepción.
Y
pensé, en este paseíto por el siglo XIX, que hoy, el reloj de arena de Sevilla
volverá a marcar la misma hora antigua. ¿No ha gozado usted de la ciudad en
soledad estas largas tardes de calor y el murmullo de alguna casa por las
abiertas ventanas? En ese murmullo me viene al recuerdo y me gustaría cruzarme
con personajes históricos de Sevilla que dejaron su huella. Como Bécquer, Martínez
Montañez, Murillo, Lope de Rueda, Juan el Viejo…mas recientes y con su chispa
Joselito el Gallo, Manolo Santiago, Pepe Perejil, Silvio, Pedro Lacambra,
Picoco, Antoñito Cofradías, Jesus de la Rosa y un largo etc. Que daban vida a
esta Sevilla clásica y picaresca. De su mezcla se fundía la magia de esta
ciudad…hoy día cada vez mas dormida.
Es una maravilla la ciudad a las horas
veraniegas cuando rompe el alba o el sol toma colores carmesí. Se la dejan a
usted, para usted solo, para que la goce en silencio apenas quebrado por el cantar
de algún vencejo o iglesia cercana que dobla campanas que corean gargantas que
nunca aciertas a saber desde dónde vienen… quizás si. Es un secreto gozo
Sevilla en estas horas, en que los coches no circulan, que ni gente hay por las
aceras, todos buscan pueblos refugios o playas refrescantes.
En estos días tendrás a Sevilla
para ti, como una novia con los padres fuera, para ti, sola. Serán dos meses
breves, y Dios quiera que haya, como pasadas tardes, largas prórrogas. Yo te
invito, a que mires, como voy a mirarla yo, a la hora de los últimos atardeceres.
Sabes que a esa hora Sevilla te estará esperando con el mejor de sus silencios,
que hasta oirás las campanas de la Giralda cuando den las horas de la majestad
y gloria de la tarde de calor antiguo. Vete por la calle Lineros, alcaicería,
barrio Santa Cruz, Sierpes y contempla la soledad de los escaparates, edificios
y el legado Andalusí imposible galeón que da su sombra desde la altura de las
velas de los Algarines. Sigue por la calle Dados, entre siete mil puertas de
rebajas, sal a los árboles de la plaza de la Encarnación, hazte cuenta que eres
una cofradía que viene de la Feria , y vete por la calle Regina, por su curva
de ballesta, a las espadañas, a la espadaña de San Juan de la Palma, del
Espíritu Santo, de la Paz, de Santa Paula, de Santa Isabel... Recorre iglesias
fernandinas, portadas ojivales con pétreas puntas de diamante que están esperando
rasgar la calor de esta tarde, piérdete por calle Feria y San Julián. Eterna
Sevilla, que es mujer, te está esperando, amante cómplice, para entregarse sólo
a ti....
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