martes, 30 de agosto de 2022

mahzan de Sevilla



Quien no conoce Sevilla, la sueña. Soñando como amor peregrino, adivinando el camino, para llegar a ti. No todos lo consiguen. Tras el sueño aquel corregir. Sentir, ver y convivir. Con dulce y loco empeño, ser su esclavo y su dueño. Camino de contrastes que te llevan a penetrar en el almacen de los sueños. Mahzan de Sevilla. 
Perderte tengo miedo, marañas de tu enredo. Como brisa, compas de tu vida. Rumor con color y a todo dista. Nardo que desvela mi sonrisa. Podria olvidarte sino tuviera esta sangre y este cielo. Contigo no hay fracaso. Anhelo y ambicion no acabados. Llevados a un ropero en su descanso.

 Almacén que proviene del árabe, de la palabra “mahzan”, que significa “tienda, negocio, depósito”, con artículo, se escribe “al-mahzan”. Proviene del verbo “hazana” que significa “guardar, proteger”.

La Sevilla actual se divide en dos partes. Una la Sevilla clásica que quiere guardar y proteger la ciudad con sus esencias. La otra parte sin importar nada lo focalizan como negocio donde ganar dinero.

En el término medio está la virtud. Pero lo principal es, gustarse uno mismo para poder tener el reclamo necesario, eso que te hce unico al resto de la humanidad. Si te olvidas de lo que eres, caes en la banalidad de ser un negocio frío que con el tiempo se vuelve estéril.

Sevilla siempre fue un gran almacén de sus tradiciones, con ese armario que supo bien representar Nuria Barrera. Un fondo de armario de la ciudad, como almacén donde se guardan las esencias y maravillas de nuestra tierra con su fórmula secreta.

 Ropero donde se recogen sus mejores y más grandes fiestas que se abre cada primavera para airear sus encantos, para mostrarlos a los incautos que creen que se apulgaran en la tradición, en los ritos que consideran trasnochados pero que emergen, como el ave Fénix. Porqué es el misterio de nuestra tierra.

En ese ropero que es un sutil almacén proviniente del árabe, donde recoge el legado que nos dejaron en forma cultural, filosofal y musical hasta nuestros días. En ese almacén no le falta nada del alma de los sentidos y ritos de nuestra Ciudad. Rematados con la torre almohade y su giraldillo.

La Giralda es el símbolo por el que se conoce, a nivel mundial, nuestra ciudad. Es el icono representativo inconfundible. Y quien la visite sepa que ella es única se sabe gustar así mismo....para que el resto de la humanidad pare ante sus pies. Sabiendo que están ante la belleza más eterna que existe.

El alminar del templo musulmán rematado con El Giraldillo representa a una mujer con túnica, una palma en una mano y un escudo guerrero en la otra, inspirada en la diosa griega Palas.  Cervantes la nombra y define como “aquella giganta de Sevilla…”.

Para que siga siendo grande, debe conservar ese peculiar almacén donde contiene espiritualidad, alegría, sentimiento y emociones. 

Tradiciones y vivencias de la gente de Sevilla. Recuerdos y nostalgias, momentos que nos retrotraen a la infancia donde se abren los arcones y surgían, como por encanto...esas ropas, esas cosas, que nos anunciaban que el mejor y más deseado tiempo estaba próximo a llegar y todo por cumplir. Aquel rito entrañable, que nos renueva la memoria.

Este ropero tiene la evocación en sus puertas abiertas. Sevilla, la clásica que no deja de avanzar nos convoca a compartir el tiempo y la emoción que llega a cada instante proclamando de forma extraordinaria nacida de su genio, nos alerta los sentidos y certifica que está próxima siempre con ella, la hora del gozo. 


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