Fundímos el romanticismo, que aún anida en las almas de los jóvenes. En aquellos años despojabamos ante las palabras impregnadas de esperanza, con la imposición de las proclamas que nos hundían en una euforia incomprensible, pero hermosa del arte.
La transversalidad de aquellos discursos, de aquellas nuevas emociones, nos llevan a la intensa credulidad de mantener la certeza que bajo el sol de esta tierra, entre adoquines se descubrían quimeras,con los bolsillos llenos de ilusiones, con máximas conceptuales e ideas utópicas con las que se construiría la constitución de un nuevo mundo, sin desajustes sociales, ni injusticias, ni sectarismos en los pensamientos.
Un año mas llega octubre y para poner colofon a la temporada taurina se unen de nuevo el mundo de las cofradias y la tauromaquia para organizar un festival para la bolsa de caridad de la Hdad. del Gran Poder.
El 12 de octubre, fecha tradicional en Sevilla, la Maestranza acogerá un cartelazo con motivo del festival de la Hermandad del Gran Poder que ha bordado, casi a mano, el maestro Emilio Muñoz. Una alineación de figuras que con su generosidad han respondido a la noble causa.
Del abanico de toreros iniciales, se descolgó Morante de la Puebla, a quien se le antojaba un cartel muy largo. Su misma senda cogió Diego Ventura, que hubiera regresado a la Maestranza tras años de ausencia. Y lo de Ortega Cano fue el calentón radiofónico de una noche de verano.
José María Manzanares, de currículo imperial en la Maestranza con cuatro Puertas del Príncipe, sin embargo, se ha mantenido firme y leal a la palabra dada. En el vaivén de nombres, se ha incorporado Diego Urdiales, cuyo predicamento es, desde su entrada definitiva en el corazón de Sevilla, en la Feria de San Miguel de 2019, mayúsculo.
Y la nómina sigue con Daniel Luque y su verano imbatible a sus espaldas y su Puerta del Príncipe de Abril, la única Puerta del Príncipe de 2022 en todo el cartel; y Pablo Aguado y Juan Ortega, los seises de la afición sevillana, la generación custodia de las esencias; el novillero Diego Bastos, que hunde sus raíces en Sevilla; y el niño prodigio de Salamanca Marcos Pérez.
Diego Urdiales, Manzanares, Luque, Ortega, Aguado, el novillero Diego Bastos y el becerrista Marcos Pérez conforman la estelar combinación.
Somos el anuncio de la presencia inmediata, los heraldos que confirman la llegada del Señor, envuelto en una nube de incienso, o de la Virgen que traía todo el dolor de la Madre destrozada reflejado en el rostro. Somos los que siempre estábamos en el lugar, en el espacio donde coincidíamos con otros grupos que soñaban como nosotros, ahora la cita es en la Maestranza el 12 de Octubre para retener la maravillosa visión y colaborar con los mas necesitados.
El momento idílico, en la retina de la memoria quedaran faenas eternas, y que tal vez, en este mismo y preciso instante, venga vencido por la nostalgia de recuperar esa sensiblidad que siempre tuvo Sevilla.
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