viernes, 29 de enero de 2016

Las cigarreras a lo Da vinci

Existen muchas teorías, pero ninguna aclara quién esculpió a la Virgen de la Victoria de las Cigarreras, una de las dolorosas de mayor valor artístico de la Semana Santa de Sevilla.
Contiene su particular código «Da Vinci» sin contar con ninguna documentación sobre la autoría de la que se continúa indagando. La nueva teoría proviene desde el museo del Louvre de París. Allí, existe la pintura «La Crucifixión» del Señor, una obra confeccionada en el Renacimiento, en 1503 por Andrea Solari «di Bartolo».
En ese cuadro, se muestra el dolor de la Virgen en la parte inferior cuando su hijo estaba clavado en la cruz. La Virgen figura ataviada con una vestimenta que la hermandad de las Cigarreras ha querido recrear de hebrea.
La hermandad ha encontrado un parecido muy razonable entre la pintura de la Virgen de Solari y la efigie de la Virgen de la Victoria. La prueba más palpable ocurrió cuando uno de los priostes visitó París y se situó ante la obra de este discípulo aventajado de Leonardo da Vinci. También, los encargados de la historia de las Cigarreras al encontrarla pensaron lo mismo. En la película «El código Da Vinci» aparece el cuadro.
¿Se fijaron en esta pintura para hacer a la Virgen de la Victoria? Desde el seno de la corporación aseguran que no, tan sólo piensan que es una causalidad y una curiosidad.
Probablemente, la Virgen de la Victoria se ejecutó entre 1611 y 1628, es decir, un siglo más tarde de la creación del italiano nacido en Milán, Andrea Solari. Nada que destape si el autor se inspiró en este cuadro aunque si existe una gran similitud. En aquella época, Sevilla era una ciudad puente entre Europa y el nuevo mundo, sobre todo para el comercio y la cultura.
A raíz de tanto tráfico de personas salió un gran parecido con el crucificado de la Expiración del Museo. La torsión expresada por Marcos Cabrera que cuenta con varias leyendas, pero si queda claro que es un modelo del Señor creado por Miguel Ángel y soñó Vittoria Colonna.
«La Crucifixión» de Andrea Solari
«La Crucifixión» de Andrea Solari
Otro ejemplo sucede con el misterio de la cuarta de Piedad para tallar a María Magdalena, Nicodemo, la Virgen y el Señor descendido que fue llevado hasta la sepultura, con un cuerpo marcada por la torsión del laocontiana, propia del marienismo. Ortega Brú, admiraba a los artistas del Renacimiento de Italia a la hora de tallar como sucedió con el misterio de Santa Marta.
O Antonio Castillo Lastrucci con el misterio de la Presentación al Pueblo de San Benito. Se inspiró en dos obras, el de Antonio Cisneri  que la realizó para el Palacio Pitti de Florencia, y otro lienzo de un pintor húngaro llamado Mihaly Munkacsy, que se encuentra en el Museo Deri de la ciudad de Debrecen

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