El cielo y su azul
despintado en la profundidad del amanecer. En los límites del horizonte comienza
a entornarse retazos de una luz dorada, como si las fraguas del universo, donde
se caldean las ilusiones, acrecentaran su actividad. Afloran los sentimientos
asentados en el telón del alma, las emociones que conozco y reconozco se mezclan
con aromas nuevos que me ubican en los
recuerdos de aquellos años en los que los ojos brillaban como la estrella que
anunciaba, a losde Oriente, la presencia
de Dios en la tierra, del Hijo del Hombre presentándose a la humanidad en el
interior de nosotros, no hay mas para sentir la humanidad.
La magia se desnuda y vos también lo hace por la Ilusión de un nuevo año.
Problema que se une con problemas, hace apagar tus delirios antes de tiempo. La metamorfosis comienza precisamente con
tener Fuerza para la constancia. Las alegrías para revestirnos como los niños
que fuimos y ser atraídos por aquella luminosidad que invadía los espacios, una
sensación incandescente que comenzaba a aflorar en el interior de nuestros
cuerpos, pues Sevilla te suscita para disfrutar el ensueño convertido en dichosos de lo que somos y
tenemos, en cualquier rincon, por minúsculo que fuera, la señal de la inmediata
presencia de la vida se presenta en la vieja Hispalis.
Incienso que perfuma
el entorno, transformándolo con un aura
de fantasía que envuelve el ambiente, dorado sol en paredes hasta
transfigurarse en estancias maravillosas donde el delirio tomaba aposento por
un nuevo año. Estela que avanza como comitiva de una Hermandad en su
caminar, asi son los acordes del nuevo año, con la Epifanía. En el pasado siglo la gente se desnudaba de verdad. Y eso
duraba con su gracia y arte los 365 dias del año. Vease el primero que en Sevilla sacó a la calle una silla para
ver las cofradías cómodamente sentado: don Francisco Palacios. El Pali. Cuando
llegaba tal día como un martes Santo, Los Estudiantes cogían por la Casa de la
Moneda y Tomás de Ibarra, al Pali le llevaban a su casa el Cristo de la Buena
Muerte. ¿Y qué hacía? Pues que bajaba a la calle la mismísima silla de enea. Se
empernacaba en ella, jinete de coplas, y acodando descansado sus brazos
cruzados sobre el respaldo, se veía en su sillita la cofradía de pitón a rabo:
de cruz de guìa a preste. Al Pali no le tenía nadie que decir cómo tenía que
ponerse en su silla, ni a nadie estorbaba. Y le daba la vuelta al dicho de los
moros que aquí, según el bautizo de azotea de su sevillana, tomando sábalos en
adobo, aprendieron a bailar por bulerías. Le daba la vuelta El Pali a la silla
y atornillado en ella y también al dicho de los moros: "Siéntate a la
puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo". El Pali se
sentaba en la puerta de su casa, empernacado en su silla, y en vez de ver pasar
el cadáver de su enemigo veía pasar sin vida a su crucificado Amigo, al Cristo
de la Buena Muerte...
El
arte fue capaz de desnudarse precisamente el año pasado, con Morante de la
Puebla en una faena de muleta muy artística llegando al zenit de su labor con
el oponente astado, se le rompió la muleta y con gracia y salero lo cogio como
un capotito y le recito dos medias antes de coger el estoque.
Gracias a Dios
vivimos en la tierra Mariana del garbo y la finura, por esta dicha, ser
participe en desnudar tus sentimientos y emociones en este vecino lapso 17 con sus doce desnudas promesas. Aire frío para
estos inicios, pero que no aciertan con lo que sentimos, ascuas de añoranza que
esperan ser atizadas esperando la
revelación de Tu verdad, la huella indeleble del próximo ciclo de tradicion Sevillana
encintada por un júbilo extraordinario lleno de éxtasis, una religiosidad que se
convierte en ritos un año mas. Para este 2017 una alegría inmensa ha de ser servida para
seguir desnudando la chispa que hace destellar la pureza del instante, porque todo esto que te cuento esta alojado en
el interior de tu ser y que retornan en este día que le des rienda suelta. Las
vísperas de la Epifanía del Señor están cerca, viéndote como aquel niño que era
inmensamente feliz cuando se despertaba y veía los regalos al pie de su cama
y sonría, que esa sonrisa dure los 365
dias que se avecinan.
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